Espejo, Cap. 42

Espejo, cap. 42

En Aaa…

Fionna se despertó por el olor a panqueques que venían de la cocina. Se levantó casi sin darse cuenta y bajó a la cocina. La gata la saludó con una sonrisa y le sirvió las antes mencionadas tortitas con chocolate desecho encima. Fionna también sonrió y empezó a comer. Cake no supo si sonreía para darle los buenos días o solo por ver la comida. Cuando la chica ya había comido la mitad, se dio cuenta de que Cake no tendría que estar ahí, tendría que estar en casa de Monochromicorn. Así se lo comunicó, y su hermana le dijo que después de la llamada, no había podido estar tranquila, y había ido a casa para cerciorarse de que todo estaba en orden y que ella estaba bien; pero cuando llegó, Fionna ya estaba dormida y BMO desconectado. Así que decidió esperar al día siguiente para saber con más exactitud qué había ocurrido la noche anterior. Fionna entonces recordó la visita de Kenneth- perdón, de Flame Prince- y que tenía que "tomar prestado" un mapa para llegar. No podría hacerlo si Cake estaba alrededor… Se acordó entonces de las quemaduras que se hizo en las manos, y se las miró preocupada por si se habían puesto feas. Pero, para su sorpresa, apenas tenía marca donde antes estaban las heridas.
-Cielo, ¿pasa algo? –Preguntó Cake al ver como se miraba las manos.-
-No, nada… Es que ayer Flame Prince me cogió de las manos, y al ver que me había quemado, se fue… -Levantó las manos para que la gata las viera bien.- Y ya casi no me duelen.
-¿Te pusiste una crema para quemaduras que hay en el lavabo, verdad? –Fionna asintió.- Ya, es que cuando estabas saliendo con él venias con quemaduras todos los días, así que le pedimos a Gumball que hiciera una crema potente. Me extraña que aún quede.
-Bueno, en realidad queda bastante poca… -Entonces le picó la curiosidad.- Oye, ¿y por qué corté con Flame Prince? –Cake entonces pareció recordar que esa no era su hermana y su sonrisa se entristeció un poco.-
-Cortó él contigo, porque…
-¡JA! –La interrumpió Fionna.- ¿Qué él cortó conmigo ? No me lo creo. Nadie corta conmigo. –Dijo con arrogancia. Cake tosió para recuperar su turno de palabra.-
-Cielo, sí. Él cortó contigo, y Gumball te ha rechazado un millón de veces. Así que no me vengas con esa chulería. –La gata alzó la voz ante la interrupción de Fionna.-
-No, a mí un chico nunca me ha dicho que no. Habrán rechazado a tu hermana, pero a mí, no. –Se arrepintió al instante de haber dicho eso con tanta dureza. Al fin y al cabo, para Cake ella era como su hermana, incluso había venido expresamente desde casa de su novio a prepararle el desayuno. Fue a disculparse pero la gata le quitó lo que quedaba de tortitas y lo tiró a la basura.- ¡Eh!
-Bueno, no eres mi hermana, eres una desconocida, así que recoge lo que creas necesario y vete. –Se notaba que le dolía decir eso, la voz se le quebraba aunque intentaba esconderlo y los ojos se habían humedecido.-
-Cake… -Murmuró Fionna. Decidió ir por otro tema antes que disculparse.- Dime porque cortó Flame Prince conmigo.
-Ooops. Ningún chico ha cortado nunca contigo, así que no hay nada que explicar. –Aclaró la gata, aún enfadada, pero sin intención de echarla fuera.-
-Cake, yo… -Fionna suspiró.- Ya sabes que no soy como tu hermana. Así que si te has enfadado conmigo por reconocerlo, lo siento. Pero es hora que lo aceptes. –Cake la miró con los ojos escociéndole por el llanto retenido. La chica bajó la mirada.- Aunque me tendría que haber portado mejor contigo. Lo siento. –Cake sonrió tristemente y la miró.- Ahora, ¿me explicas cómo fue su relación con FP?
-De acuerdo. Verás, se conocieron  por culpa mía, para Fionna fue un flechazo instantáneo… -La gata le explicó el primer encuentro, porqué empezaron a salir, su primer beso, la casa que ella le construyó, y que cada vez que ella volvía, volvía con más quemaduras que el día anterior.- A Flame Prince realmente le gustaba Fionna, y justamente por eso no soportaba la idea de hacerle daño, o de que un día pudiera perder el control y causarle daños irreparables. Por eso la dejó.  –Fionna reflexionó por unos instantes la historia que le acababa de contar y la comparó con la suya con Kenneth. Aunque los chicos fueran básicamente iguales, su relación fue mucho más apasionada y sin duda fueron más rápido.- Cielo, ¿estás bien?
-Sí, solo… pienso. –Cake vio su oportunidad para devolverle la pelota en ese comentario.-
-Deberías parar, no te vayas a hacer daño. –Fionna le dedicó una mirada furtiva, y sonrió. Parecía que ya no estaba tan enfadada con ella. Miró el reloj y exclamó.- ¡Mierda! ¡Llego tarde!
Cake la miró sorprendida por oírla decir esa expresión y después miró el reloj también. Hacía más de media hora que debería estar con Gumball. Fue a proponerle llevarla cuando la vio por la ventana corriendo para llegar a tiempo. No estaba demasiado lejos, podría haberla alcanzado fácilmente, pero decidió que sería un buen castigo dejar que corriera. Eso sí, no sabía cómo se había podido arreglar tan rápido. Miró los panqueques en la basura con pena. No se merecían ese final.
Fionna llegó totalmente exhausta a Chuchelandia y preparada para una bronca de PG. Se sorprendió que fuera él mismo quién le abrió la puerta, no una de sus maids o de sus sirvientes. La saludó con una sonrisa y le perdonó el retraso. Dijo que le había venido bien para adelantar papeles de príncipe. Acabaron las clases y se fue al entrenamiento de cada tarde. No había tenido tiempo ni de preguntarle a Gumball donde había mapas. Los ejercicios transcurrieron con tranquilidad, aunque Cake cada vez le exigía más, y Fionna también tenía ganas de sorprender a Marshall en una pelea. Anocheció y cenaron dos platos de espaguetis cada una. Desde que había aparecido en ese mundo, había comido mucho más. Se miró al espejo después de ese pensamiento, y vio que había engordado un poco. Se dijo que tenía que vigilar más con la comida que la gata le daba, y se "fue a dormir". Cuando oyó los ronquidos de Cake, pensó que ya le había pedido un mapa a PG antes, para ir a la cueva de Marshall. Intentó recordar de donde había cogido el mapa, cuando cayó en la cuenta de que aún lo tenía. Lo buscó sin hacer ruido y, en cuanto lo tuvo, saltó por la ventana. Era más rápido y menos ruidoso que recorrer toda la casa chocándose con muebles en busca de la puerta. Siguió el mapa, no sin perderse pocas veces, hasta que llegó al Reino de Fuego al cabo de poco más de una hora. Se guardó el papel en el bolsillo y fue a entrar, cuando el calor le hizo retroceder. No iba a poder entrar si todo estaba ardiendo. Hizo una mueca de fastidio y miró a su alrededor en busca de una forma de entrar. Una especie de gato de fuego la vio y fue a sus pies.
-¿Pasa algo, Fionna? –Ella se sobresaltó al escuchar la voz femenina de la gata. Parecía que la conocía.-
-Pues, verás, quiero entrar. –Pensó que no perdía nada en seguirle el juego.-
-¿Para qué? –Preguntó la llama con una sonrisa pícara.-
-Quiero hablar con FP. –Al ver su expresión, ya no consideraba su idea de continuar la conversación tan buena.-
-Claro… Necesitarás esto. –La gata empezó a hacer unos ruidos y gestos extraños, y le pegó un escupitajo.-
-¡Hey! ¡¿A qué viene eso?! –Exclamó Fionna, irritada. A continuación vio como una capa azul le recorría todo el cuerpo. Miró a la gata extrañada.-
-Toma, un conjuro a prueba de fuego, y un escupitajo. –Dijo con una sonrisa. Fionna le contestó con una mueca y entró al reino sin darle las gracias.-
De camino al castillo pensó que quizás era esa gata que Cake le había comentado antes. ¿Cómo se llamaba…? Algo así como Flama, o Flamma. No se acordaba bien. Al ver que todos la miraban y comentaban sobre ella, decidió pasar desapercibida. Aunque más que pasar desapercibida, lo que hacía era esconderse. Llegó a una sala más amplia que las demás y vio a Flame Prince encerrado en una lámpara. Se rió de la situación, pero se dio cuenta de que desde ahí no iba a poder hablar con él. Miró alrededor y tuvo una idea: cogió una piedra y la tiró contra el cristal. La idea para llamar su atención funcionó, no calculó bien su fuerza y rompió la lámpara. Una llama de fuego empezó a chillar, exigiendo ver al responsable. Fionna se escondió aún más, pero no tanto como para que Flame Prince no la viese. El príncipe le dijo a esa llama con armadura que se iba a su cuarto ahora que la lámpara estaba rota, y le dio permiso. Él se dirigió directamente hacia donde ella estaba.
-¿Fionna? ¿Qué haces aquí? ¿Es que te has vuelto loca? –Fionna sonrió. Pensó en preguntar sobre la amargada, pero decidió callarse. No había tiempo.-
-Quiero hablar contigo.
-Aquí no es buen sitio. –Contestó Flame Prince. La tomó de las manos y, sonriendo al ver que llevaba el hechizo puesto, dijo.- Larguémonos.