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Espejo, Cap. 52

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Espejo, Cap. 52

En Aaa…


Fionna oyó la puerta de entrada; Cake acababa de llegar de su cita. Qué raro, pensó la humana, no me la esperaba aquí al mediodía. Bajó a saludarla y la gata preguntó si ya había comido. Ella respondió que no, y la otra dio un pequeño salto de alegría. Al parecer tenía una sorpresa para el postre. Dejó que Cake cocinara y comieron las dos juntas, mientras la gata explicaba cómo había ido su cita. A Fionna le parecía que hablaba con otra cuando esa mencionaba a Lord Monochromicorn, ponía un tono de voz muy dulce y ojitos de enamorada, parecía una adolescente. Llegó el momento del postre y Cake sacó una tarta de manzana. Fionna no había sido nunca una gran fan de los dulces de esa fruta, pero tenía que reconocer que esa tenía muy buena pinta. La gata le sirvió un trozo, y se acercó lo que quedaba de tarta. Al darse cuenta que pensaba comerse todo lo que faltaba, hizo un cambiazo y se llevó el trozo grande. Cake la miró, desafiante, y se cruzó de brazos.
-Devuélveme mi trozo de tarta. –Dijo la gata, completamente seria. Fionna cogió su cucharita y comió un trozo. Estaba sorprendentemente deliciosa, y exageró su reacción para chinchar a su compañera. Cake fue a decir algo, pero Fionna la cortó.-
-Yo creo que no te conviene este trozo. Esos michelines no se van a ir comiendo tarta. –Dijo antes de comer otro trozo. –
-¿Me estás llamando gorda? –Preguntó Cake. Fionna rió.-
-Admitámoslo Cake, un poco rellenita estas. –Dijo antes de comer más tarta.-
-Eso es un golpe bajo… -De un salto subió a la mesa y Fionna apartó su plato, y continuó comiendo, intentando acabar lo que quedaba antes de que Cake llegase a ella. Cosa imposible, por cierto.- ¿Y sabes cómo se combaten los golpes bajos? –Fionna continuó comiendo, sin saber si quería saberlo.- Con… ¡cosquillas! –Cake saltó encima suyo y utilizó sus poderes para hacer aparecer ocho brazos más de los que tenía, para hacerle más cosquillas. Fionna no podía parar de reír, menos mal que había tragado la tarta antes del ataque, si no hubiese sido fatal. Cake no paró en ningún momento hasta que la humana exclamó-
-¡Me rindo! –La gata paró un poco las cosquillas pero no bajó la guardia.- Toma tu tarta… -Le tendió el plato con lo que no se había podido comer. Cake lo cogió con una sonrisa.-
-Gracias. –Dijo antes de comerse todo lo que quedaba de tarta de golpe.-
Fionna rió y volvió a su sitio a comerse su trozo de tarta, pensando cómo podría abordar el tema de…
-Oh, no. Tú te has comido la mitad de mi tarta, ahora me como tu trozo. –Dijo Cake. Ella rio y le tendió el plato. La gata supo que iba a pedirle algo, sino no se hubiese rendido tan temprano.-
-Cake… Verás… No voy a andarme con rodeos. Esta noche voy a ir al Reino de Fuego. Me gustaría que me llevases tú, y tener alguien amigo ahí, pero si me lo niegas me volveré a escapar para ir. Tú decides. –Explicó Fionna. Lo había pensado durante el trayecto de vuelta a casa y había decidido que era mejor tener un aliado por si algo salía mal. La gata iba a hablar, pero la interrumpió de nuevo.- Te preguntarás por qué voy. Pues bueno, quiero decirle un par de cositas a Flame Prince. No estuvo bien lo que me hizo, y no se va a ir de rositas sin ni siquiera una vista mía. –Cake asintió.-
-Lo entiendo, cielo. Pero no sé si es buena idea que... –El teléfono sonó, interrumpiendo a Cake.-
La gata lo cogió antes que Fionna y contestó. Escuchó a quién había llamado y después dijo que enseguida estarían ahí. Colgó, montó a Fionna en su lomo y salió de la casa con las patas alargadas.
-¿Qué pasa? –preguntó Fionna.-
-Lo de siempre. –Respondió la gata, dejando a su hermana con la incógnita.-

Al cabo de un par de minutos ya estaban alcanzando el Reino Hielo. Fionna comprendió que la reina del lugar había secuestrado algún príncipe. Irrumpieron en la sala, y vieron a tres príncipes en la celda esta vez. Fionna se los miró. Dos de ellos eran bastante monos y el otro… bueno, el otro era el Príncipe del Espacio Bultos. La Reina Hielo exclamó algo que Fionna interrumpió.
-Oye, ¿ya has vuelto a secuestrar al bulto ese? En serio, no sé qué le ves… Al menos deja a esa cosa en paz. –Dijo, causando que Cake se tapara la cara avergonzada de lo directa que era, que los otros príncipes ahogaran unas risas, y que PB se ofendiera.-
-Es un príncipe, con eso tengo suficiente. Además, sé que has venido a liberarlos. –Respondió la reina.-
-Eso, yo te ayudo a descartar pretendientes que no sirven y tú me lo agradeces con desconfianza. –Comentó ella, haciéndose la ofendida.-
-Espera, ¿quieres ayudarme? –Preguntó, con la cara iluminada.-
-¿Qué te crees que hacemos Cake y yo aquí? –Contestó Fionna, acercándose a ella sonriente.-
-Fionna… -Murmuró la gata, sin saber qué hacía.-
Cuando la humana llegó delante de la Reina Hielo, le pegó un puñetazo que la tiró al suelo. Era mejor pillarla desprevenida. Se giró para ordenarle a Cake que sacara a los príncipes. La gata exclamó alguna cosa y Fionna intentó llegar hacia ella para oírla mejor. Pero no se sentía los pies. Miró hacia abajo y vio como el hielo empezaba a subir por sus piernas. Gritó e intentó escapar. Fue a gritarle a Cake que pillara los príncipes pero ya era demasiado tarde. Ella ya estaba congelada. Sintió el frio subir por su cuerpo, hasta que la sensación se convirtió en negrura y se quedó paralizada por completo. La Reina Hielo se levantó y dolida dijo “Me has mentido.” Se fue llorando de la habitación mientras los príncipes se miraban sin saber que decir. Menos el Príncipe Bultos, claro.
-Se lo tiene súper merecido. O sea, ¿habéis visto como bultos me ha llamado? ¡Me ha llamado cosa! Os juro que Fionna cada vez me cae peor… ¿Sabéis qué está aprendiendo magia negra? Yo no me fiaría…-Los príncipes se miraron, ahora tendrían que aguantar su monólogo de chismes inventados.-

Lo primero que notó Fionna fue el frío. Un frío tan intenso que quemaba. Empezó a tiritar y abrió levemente los ojos. Se encogió en si misma intentando buscar algo de calor, pero parecía que había desaparecido por completo. No sabía cómo la sangre podía correr por sus venas aún. Oyó una voz masculina que anunciaba que había despertado. Ella abrió los ojos por completo y respiró hondo. Unos cuantos brazos la ayudaron a incorporarse. Fionna los miró, todos eran príncipes, y tan solo un par de ellos tenían forma más o menos humanoide. Uno de esos tenía una tostada como torso y un huevo frito en el pelo, olía a zumo de naranja y tortitas. A Fionna le cayó bien solo de ver lo preocupado que estaba por ella. El otro humanoide tenía la piel mayoritariamente turquesa con manchas de otros colores, como lila o verde prado, tenía el pelo lila e iba solo cubierto con un taparrabos. Los demás tenían formas peculiares, como uno que era un perrito caliente, otro era una frambuesa, el otro era un esqueleto, otro era como una babosa y el otro era el de la biblioteca. Y por supuesto estaba el Príncipe del Espacio Bultos.
-¿Estás bien, Fionna? –preguntó el de la tostada.-
-Sí, gracias… -Se le vio aliviado y se apartó un poco.- Pero tengo mucho frío… ¿Cuánto tiempo he pasado inconsciente?
-Pues ahora está anocheciendo. –Los príncipes se acercaron todos a ver cómo estaba. Fionna se recuperaba rápido de la congelación, aunque el frío no se iba. Todos parecían preocupados menos Bultos.-
-¿Tienes algún plan para sacarnos de aquí? –Preguntó con voz temblorosa el chico frambuesa.-
-Pues… Voy improvisando.
La Reina Hielo entró entonces con una nueva víctima: Gumball. Tenía las manos y los pies congelados y se le veía aburrido. Abrió la puerta de la celda y lo lanzó dentro. Volvió a cerrar y descongeló el hielo que apresaba a PG. Él se quitó el resto de nieve de las manos.
-Hola, chicos. Cuánto tiempo sin que nos reuniera a todos nosotros, ¿eh? –saludó.-
Todos saludaron de vuelta con comentarios más o menos animados. Fionna no había visto su llegada porque estaba rodeada de príncipes, pero sí que reconoció su voz al instante. Se intentó levantar para saludarle, pero el frío aun afectaba un poco sus pies. Para evitar caerse al suelo se abrazó al que tenía delante. El Príncipe Desayuno se sonrojó un poco y Fionna sonrió tímidamente y se disculpó, pero no dejó de abrazarle. Desprendía algo de calor, y ella seguía helada. La reina la vio y empezó a chillar y a gritarle que se separara de su príncipe. Fionna hizo como decía, no tenía ganas de volver a quedar congelada. Pero eso le dio una idea. Fue a saludar a Gumball.
-¡Hey! –Dijo acercándose a él.-
-Hola, Fionna. ¿Qué haces aquí? –Preguntó él, extrañado de verla ahí.-
-Salvar tu trasero de príncipe. Mira, tengo una idea para que la psicópata abra la puerta y que todos podamos salir. Pero te va a incomodar un poco.

Sin duda, el plan funcionó, aunque luego Fionna tuvo que aclarar un millón de veces porqué había besado a Gumball. Si con un abrazo se ponía a chillar, con un beso abriría la puerta para sacar al príncipe o a ella. Y así fue. Abrió la puerta para sacar a Gumball y Fionna le tiró la corona al suelo. Después le dio una patada en la cara y corrió a coger la corona y a tirarla por la ventana. A continuación todos los príncipes salieron de la celda, esperando oír el por qué lo había besado a él. Cuando estuvo aclarado se fueron todos, y Príncipe Bultos le echó una mirada asesina. Fionna le contestó sacando la lengua. Gumball se despidió, aún un poco sonrojado, y también se fue. La humana también iba a irse, pero se acordó que le faltaba alguien. ¿Dónde había estado Cake desde que despertó? Empezó a buscar por las salas hasta que la encontró medio congelada en una de ellas. Con la espada de cristal que descubrió que llevaba en la mochila rompió el hielo y se fue con Cake. Le dijo de ir al Reino Fuego de inmediato y la gata se negó, pasarían antes por casa a entrar en calor, no fuera que el cambio de temperatura les causara algo malo.

Una ducha caliente después se dirigían hacia el reino. Llegaron delante de él, y Fionna se preguntó dónde estaría Flamma. Cuando la encontraron, le pidieron que les hiciera el hechizo anti-fuego.
-Oh, ¿y por qué tendría que hacerlo? –Preguntó ella, molesta.-
-Tía, ¿qué te pasa? –Dijo Cake.-
-La última vez que le hice a ella ese hechizo, -dijo señalando a Fionna.- se portó fatal conmigo. Quiero que se disculpe.
-¿Te portaste mal con Flamma? –le preguntó la gata a Fionna. Ella se encogió de hombros.-
-No me acuerdo. Quizás tenía prisa o algo, me pongo de mal humor. –Las dos miraron a la gata de fuego.-
-Eso no me sirve. Discúlpate bien. Y quiero un regalo. –Dijo ella, apartando la cabeza.-
Fionna empezó a rebuscar en su mochila. No encontró nada que pudiera servir de regalo, así que sacó la espada de cristal y la desplegó apuntando hacia ella.
-¿Qué te parece conservar la vida? –Las dos gatas se la quedaron mirando asustadas.- Ya he dicho que con la prisa me pongo de mal humor. –Flamma suspiró e hizo el hechizo.- Gracias. –Dijo antes de caminar con paso decidido hacia el castillo.-
-Perdónala, por favor. Es que… está teniendo unos días muy estresantes y… -Flamma la interrumpió.-
-No pasa nada. La perdono. Pero el regalo me lo tiene que traer.
Hola de nuevo!

Bueno, aquí 'ta el segundo capítulo de hoy...

Hubiese hecho el diálogo con Flame Prince (es lo que tenía planeado), pero en España ya son las dos de la madrugada y yo mañana tengo que ir al instituto así que... Ahí se queda.

Buenas noches a todos y gracias por leerme!

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