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Espejo, Cap. 61

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Espejo, Cap. 61

En la Tierra


Fionna volvió casi preocupada el lunes al instituto. No entendía porque Marshall no había aparecido ni le cogía las llamadas. No solo no las respondía, ¡es que colgaba directamente! Llegó al parking cinco minutos después de que sonara el timbre y entró a clase. A la hora del patio, empezó a salir cabizbaja con Penny. Su amiga no pudo reprimirse más y paró en medio del pasillo.
-Oye, Fi… Tengo que contarte algo –Dijo mirando al suelo-.
-¿Qué pasa? –Fionna pensó por un instante que le había pasado algo a Marshall, pero luego cayó en la cuenta de que Penny no se comunicaba con “marginados”-.
-Yo intenté que no pasara, pero…
-Suéltalo ya –dijo Fionna antes de que su amiga se fuera por las ramas-. Podré soportarlo.
-Te han echado del equipo de animadoras –dijo rápido y con los ojos cerrados, esperando que fuera una tragedia para la antigua capitana, pero cuando abrió uno para ver porque no contestaba, se encontró con que a Fionna se le había iluminado la mirada-.
-¿Eso significa que ya no soy “de las populares”? –Preguntó con una gran sonrisa, para sorpresa de Penny-.
-Sí…
-¡Matemático! –Exclamó saltando con un puño al aire-. No, aún mejor, ¡algebraico!
Su amiga la miró extrañada mientras ella daba saltos de alegría. Patrick, quien pasaba también por ese pasillo, se la quedó mirando, sin saber porque estaba tan contenta. Fionna lo vio y le saltó encima abrazándole.
-¡¿Lo has oído?! ¡Ya no soy una animadora! –exclamó, confundiendo a Gumball-.
Acto seguido se fue por el pasillo haciendo la rueda y volteretas en el aire. PG miró a Penny anonado.
-¿Por qué la habéis echado?

Fionna sentía que tenía que descargar su alegría de alguna forma, así que fue por el pasillo como lo haría una gimnasta profesional mientras los alumnos se apartaban para dejarla pasar. Miró al frente después de un mortal y vio a Marshall mirándola con la boca abierta. Gritó su nombre y lo abrazó con todas sus fuerzas. Cuando recuperó la respiración, el humano la miró a los ojos.
-Fionna, tengo que hablar contigo –dijo, a pesar que no quería entristecerla-.
-Claro, ¿qué pasa? –Preguntó al ver el tono serio del chico-.
-¿Puede ser donde haya menos gente? –Contestó él, cogiéndola de la mano y mirando hacia los lados-.
-Vale.
Marshall se la llevó al armario del conserje, era el único lugar que sabía que nadie les molestaría. Fionna lo miró, preocupada.
-¿Por qué ibas saltando por el pasillo? –preguntó, curioso-.
-Oh, es verdad –otra vez volvió a sonreír-. ¡Me han echado del equipo de animadoras! ¿No es genial?
-No te lo tendría que parecer… -contestó, sin poder evitar una sonrisa al verla tan feliz-.
-¿Por qué no? ¡Ahora ya no tengo que fingir ser alguien que no soy para mantener mi reputación!
Marshall no lo había visto nunca así, pero tuvo que darle la razón.

-Y… ¿qué querías contarme? –preguntó con un tono de voz más dulce-.
-Oh. Yo… dejo las clases de bajo.
Fionna se quedó mirándole con la misma expresión de antes.
-Ahora en serio, ¿qué querías contarme? -repitió—.
-Fi, ya hablaba en serio –Marshall podía ver cómo el rostro de la chica pasaba de confuso a triste-.
-Pero, ¿por qué? –preguntó-.
-Verás, Ashley es muy celosa, y… -empezó a explicar el chico-.
-Espera, ¿Ashley? –Fionna apenas podía creer lo que contestó Marshall-.
-Sí, es mi novia. Como decía, Ashley… -retomó-.
-¡¿Ashley?!
-¿Qué te pasa con su nombre? –medio exclamó él-.
-No es con su nombre, es con ella. Marshall, no es buena para ti, créeme –El chico se la quedó mirando serio-.
-No me trago que la conozcas –Fionna fue a decir que sí, cuando se adelantó-. A ver, ¿dónde hablaste con ella o la viste por primera vez? –La rubia volvió a cerrar la boca, en realidad no la había visto jamás en la Tierra-. Me lo suponía. Como te decía, Ashley –dijo remarcando su nombre- es celosa, y al descubrir que le hacía clases a una chica guapa y rica, pues le entró miedo de que pudiera engañarla y…
-¿Te obligó a dejarlo? –Preguntó, sin darse cuenta del cumplido-.
-¡Claro que no! –repuso, ofendido-. A mí nadie me obliga a nada. Me dio a elegir.
-¿Y me dejas plantada sin motivo? –Marshall la miró confundido, por cómo había sonado eso-. Ya me entiendes, ¿dejas de darme clases sin motivo? –rectificó, un poco sonrojada-.
-Bueno, si no me dejaba ella –dijo, mirando al suelo-.
-Oh, entonces te ha amenazado, ¿no?
-¡No! S-si me hubiese amenazado, la hubiera dejado –Respondió, confuso por la rápida reacción de la humana-.
-“O las clases de bajo o yo. Tú eliges”. ¿Te dijo algo así? Porque eso me suena a amenaza y a chantaje emocional –Marshall no supo cómo contestar a eso, pero no quería creer que se había dejado manipular-. Oye, Marsh, yo no te escuché cuando me dijiste que Kenneth no te daba buena espina y mira como acabó; casi me hizo saltar por los aires. Así que, por favor, te pido que me escuches.
El chico se quedó perdido mirando hacia el suelo durante un par de segundos, dudando de su decisión, cuando Fionna soltó una última frase.
-A saber si ahora te está engañando o, yo que sé, vendiendo tus cosas.
Tanto empeño en que Ashley era mala para él empezó a hacer el efecto contrario que intentaba Fionna.
-Oye, tú tienes muchas ganas de que corte con mi novia –dijo, aun mirando el suelo-. ¿Cómo sé que Ashley no tiene razón y solo me pediste las clases para ligar conmigo?
-¿Qué? Marsh, eso es una tontería…
-Al contrario, eso explicaría por qué te interesaste conmigo en un principio. Después de la apuesta esa de derribarme de un abrazo en el pasillo gritando mi nombre, pensaste que era mono o algo y decidiste que querías que yo también cayera en tus redes, ¿no?
-¿Apuesta? –preguntó Fionna un segundo antes de acordarse de que dijo que fue eso a las animadoras, incluyendo a Lucy-. Marshy, por favor, deja de decir chorradas.
-Pero, claro, esa estrategia se derrumbó cuando descubriste que tenía novia –continuó, sin prestarle atención a Fionna-. Nunca has sido ni buena ni amable con nadie, ¿por qué otra razón tendrías que serlo conmigo? ¿En serio creías qué conseguirías que cortara con mi novia por tu cara bonita?
-Marsh… -dijo, poniendo una mano en su hombro-.
-¡Aparta! –exclamó, quitándosela de encima con un empujón instintivo-.
-Marshall…-empezó ella, aun recuperándose del golpe-… veo que no lo entiendes, así que voy a hacer exactamente lo que hizo Ashley: O me escuchas y tienes un poco de sentido común, o ya puedes despedirte de que vuelva a dirigirte la palabra en la vida.
Dos interminables segundos de silencio pasaron entre confusión, duda y enfado. El chico abrió la puerta de una patada y empezó a irse por el vacío pasillo, dejando clara su respuesta. Fionna salió de la sala y exclamó, confundida y e irritada por lo que acababa de pasar.
-¡Marshall Lee! ¡Después no vengas disculpándote para recuperar mi amistad! –Marshall paró y se giró con expresión incrédula y con la sangre ardiendo de ira-.
-¿Así que lo nuestro era amistad? No sé si lo sabes, pero solo accedía a verme contigo por el dinero.

Fionna se quedó muda por la rabia que había soltado el chico al decir eso, y Marshall se arrepintió enseguida. Giró de golpe y continuó caminando, respirando lentamente para no pegarle un puñetazo a la pared por haber sido tan imbécil de haber dicho eso o para no ir a calmar la respiración entrecortada de Fionna. No quería girarse y verla llorando, se sentiría aún peor. Se intentó convencer de que había sido culpa de la chica, por haberlo engañado haciéndole creer que eran amigos cuando solo se había encaprichado de él, pero por alguna razón, la explicación que le había parecido tan razonable antes ahora carecía de sentido. Oyó un portazo y se atrevió a mirar atrás. Se había encerrado a si misma en el armario del conserje, seguramente con los ojos rojos y las mejillas empapadas de lágrimas. Volvió a quitarse ese pensamiento de la cabeza y fue a coger la mochila. Aprovechó el final del patio para salir del instituto e irse al parque del lado a improvisar con el bajo, eso le ayudaría a poner sus ideas en orden.

Fionna se pasó la hora de clase después de la pausa en el armario. Las lágrimas se habían acabado pronto y tan solo tenía ganas de luchar o de romper cosas. No debería haberlo amenazado, pero ni siquiera lo había querido decir de verdad, solo quería que viera lo que Ashley le hacía. Era increíble que no se diera cuenta que estaba bajo su hechizo… Claro, ¡seguramente esa bruja habría hechizado a Marshall! Por eso no entraba en razón. Entonces se maldijo de no saber magia, o de no saber dónde vivía su amigo. Seguro que el hechizo se iría de un momento a otro. Pero tendría que esperar. Oh, como disfrutaría en el momento que él intentara volver a ser su amigo; no se lo pondría fácil. Dejó en el suelo la escoba que había roto y salió de la sala en cuanto sonó el timbre. La clase se hizo demasiado lenta para Fionna y, cuando tocó el timbre y fue al comedor, se encontró que la echaban de su mesa habitual. Miró con ojos suplicantes a Penny, quien le puso una mano en el hombro y, como avergonzada, le contó que ya no podía reunirse con ellas, ya que no era animadora.
-Pero tranquila, ya quedaremos en tu casa. Yo seguiré siendo tu amiga aunque no se nos pueda ver juntas.
Fionna asintió con los ojos cerrados. Ya se había acostumbrado a esas relaciones “de clases”, antes tampoco había podido actuar en público con Marshall por esa misma razón. Cuando Penny se giró, la ex-animadora vio a Natasha mirándola con un poco de pena, pero enseguida volvió a su mirada ruda habitual. Con la cabeza gacha, se sentó sola en una mesa, sintiendo como la gente la señalaba descaradamente y susurraban cosas. También vio a un par de personas que hacían ademán de levantarse e ir con ella, pero no se atrevían y volvían a sentarse en su sitio. Eso le pintó una leve sonrisa, al menos había gente que no la estaba criticando.

Pasó el día y llegó a su casa. Le explicó lo ocurrido a Cake, que se acurrucó junto a ella, y empezó a dudar de que fuera un hechizo. ¿Y si la había fastidiado con Marshall para siempre? Todos los de esta dimensión eran un poco diferentes a los que ella había conocido antes, ¿y si Ashley era buena? Necesitaba contrastar opiniones para no tener solo una visión del problema, y con Cake no podía. Tampoco iba a llamar a Connor, pobre, no quería molestarlo más. Si hubiese podido hablar con Gumball... Le vino una idea a la cabeza. Cogió su teléfono móvil y miró en los contactos. Encontró “Patrick <3”, y supuso que era él, ya que había sido novio de la otra Fionna. Llamó, pero nadie contestó. Volvió a buscar en la agenda y encontró “Casa Patrick”. No tuvo que esperar demasiado a que le cogieran el teléfono.
-Residencia de los Gumball, ¿en qué puedo ayudarle? –saludó una voz conocida por Fionna-.
-¡Peppermint Maid! –Exclamó sin poder evitarlo-.
-Señorita Fionna, ¿es usted? –Preguntó, extrañada por oír su voz después de tantas semanas-. Lo siento, pero el señorito Patrick está ocupado ahora mismo.
-Bueno, en realidad llamo para pedir de nuevo la dirección de vuestro castillo. ¿Podrías dármela, porfi? –Dijo la humana, dejando a la mujer aún más confundida-.
-¿Para qué quiere…? -empezó-.
-Para una cosa –la interrumpió-. Venga, porfa… Que yo no me acuerdo… -insistió un poco más, poniendo su voz más suplicante.
La Maid suspiró y le dijo su dirección, aun sin entender por qué la necesitaba. La chica se lo agradeció y se la apuntó, antes de bajar y subir al coche.

Llegó caminando a casa de Gumball. Después de preguntar cómo se podía llegar, descubrió que estaba a cuatro calles de distancia, así que volvió a dejar el coche en su casa y caminó hasta la mansión de Patrick. Se decepcionó un poco al verla, no era un palacio, aunque seguramente era más grande que la suya. Llamó al timbre y esperó a que la dejaran traspasar la valla. Cuando llegó delante del porticón principal, Peppermint la abrió y la miró entre confusa y alterada, mientras ella se reía por lo bajo. Tendría que habérselo esperado, pero le vino esa reacción al ver que era una humana. De rostro afable, era bajita y un poco rellenita, con el vestido de Maid que ya llevaba la chuche, y tenía el pelo blanco con mechas rojas recogido en un moño.
-Señorita,  le acabo de decir que el señor Patrick está ocupado, y no es preciso que le molesten.
Fionna le sonrió dulcemente.
-¿Dónde está, en el laboratorio, en la cocina, o tejiendo? –preguntó con toda naturalidad-.
La señora se la quedó mirando sin saber cómo reaccionar, se suponía que ella no sabía nada acerca de las aficiones de Patrick. Tan perpleja se quedó, que respondió la pregunta casi sin darse cuenta.
-En el laboratorio…
-¡Gracias!

Fionna llegó al laboratorio gracias a que estaba situado en el mismo lugar que el del castillo. Tenía suerte, la distribución era bastante similar pero sin torreones. Sin tan siquiera llamar abrió la puerta y dijo un hola bien alto, consiguiendo sobresaltar al chico y que casi derramara un pote de líquido liliáceo. Se la quedó mirando unos segundos, pestañeando, antes de dejar con cuidado el frasco en la mesa.
-¿Qué demonios haces tú…? –empezó a decir, antes de exclamar- ¡Peppermint Maid!
La señora acudió corriendo a la llamada del chico.
-Dígame, señor.
-¿No te di ordenes claras de que no se me molestase? –Dijo, claramente irritado-.
-S-Sí, pero vino directamente preguntando si estaba en el laboratorio, y eso me confundió, señor. No volverá a pasar –respondió mirando al suelo como una niña avergonzada-.
-Más te vale, esto podría haber arruinado el experimento. Puedes irte.
-Sí, señor. -Dijo antes de marcharse.
Fionna se lo quedó mirando con una sonrisa nostálgica al verle con bata y gafas de científico. Él se percató de su mirada y le preguntó si pasaba alguna cosa.
-No, es solo… la bata te sienta muy bien. Te pega.
El chico se sonrojó sin querer. ¿Qué le pasaba a Fionna? La que él había conocido en sus citas no hubiese dudado dos segundos en reírse de él y llamarle perdedor o empollón.
-Fi, espérame en mi habitación -dijo-. Acabo esto en un segundo y voy.
Ella asintió y se fue. Encontró la habitación y cuando abrió la puerta, se quedó congelada de la sorpresa. ¡No había nada rosa! ¡Nada de nada! Ella entró, mirando todo con ojos atentos y buscando algún objeto de matiz rosado, pero la búsqueda fue en vano. Se estiró de un salto en la cama, que era tan mullida como una nube de azúcar y se quedó con la vista en el techo. No parecía la habitación de Gumball. Oyó como la puerta se cerraba y miró hacia ahí.
-¿Qué haces aquí? –dijo PG- Hacía tiempo que no venías, y nunca has entrado directa en el laboratorio.
-Bueno, yo… creía que hacía tiempo que no hablábamos… -se excusó-.
Patrick se sentó a su lado y la miró desconfiado.
-Eso es normal en los ex-novios –contestó-.
-Ya, pero… Vale, en realidad tan solo quiero hablar con alguien y eres la única persona con la que tengo suficiente confianza -le confesó-.
Gumball sonrió satisfecho.
-De acuerdo, pero antes tendrás que decirme como descubriste lo de las ciencias.
Fionna se quedó mirándolo con la misma expresión de antes. No podía decirle que lo sabía porque había conocido a un Gumball hecho de chicle clavado a él y que tenía esa clase de aficiones.
-Tú… eh… me lo contaste –el chico la miró interrogativo-. Pero estabas bebido –improvisó Fionna-.
-¿Lo sabe alguien más?
-Peppermint Maid –contestó ella-.
-Bien, bien… -murmuró él mientras Fionna no creía la suerte que tenía, ¡se la había creído!-. ¿De qué querías hablar?
Preguntó cogiéndose las piernas y apoyando su cabeza en las rodillas. Fionna sonrió y empezó a contarle todo lo que le había pasado desde que le pidió a Marshall Lee que le hiciera clases de bajo, y PG escuchó atentamente. Cuando llegó a la parte de Kenneth, la chica pudo advertir que Gumball respiraba lenta y profundamente y apretaba los labios. No pudo evitar sonreír a ese gesto. Concluyó con la discusión que había tenido con él esa misma mañana y lo miró, pidiendo su opinión.
-Dios mío, Fionna, ¿por qué no viniste a pedirme ayuda con lo de Kenneth? Con gusto le hubiera pegado una paliza –ella desconocía la parte violenta del chico, y se lo miró sorprendida-.
-Gumball, yo vengo a hablar de Marshall.
-Oh, claro. Fi, Marshall es muy impulsivo en cuanto se refiere a contestaciones, seguro que se siente mal pero es demasiado orgulloso como para pedir disculpas. Además, le has hecho elegir entre tú o su novia, y Ashley lo tiene totalmente bajo su control. Está demasiado enamorado de ella como para darse cuenta de lo que le está haciendo. Lo siento, pero lo has perdido.
La chica miró al suelo con un triste suspiro. Se lo tenía que haber supuesto. Pero, espera…
-¿Tú cómo conoces tan bien a Marsh? –la pregunta pilló a Gumball por sorpresa-.


-Nosotros… –supuso que si Fionna ya sabía lo de sus hobbies y no lo contaba, no contaría eso tampoco-… fuimos mejores amigos. Pero de eso ya hace mucho –la mirada curiosa de Fionna le pedía que le explicara más, y él suspiró-. Su padre trabajaba para el mío, y se llevaban muy bien. Nos llevaban a las reuniones y nosotros nos quedábamos jugando en otra sala. Nos discutíamos por tonterías, pero enseguida se arreglaba –no pudo evitar que un deje de melancolía empezara a asomarse por su voz-. Nuestros padres fueron de viaje de negocios en un avión privado, y tuvieron un accidente. Murieron los dos –dijo con la voz quebrada-. Nuestras madres no se llevaban nada bien y Marshall se mudó. No lo volví a ver hasta el instituto. Intenté volver a quedar con él, pero los dos habíamos cambiado demasiado. Sí que a veces intercambiamos un par de palabras, sin embargo… ya no es igual. Me disculpé con él en privado por lo de pegarle cuando le estabas besando el cuello por esa apuesta –Fionna se sonrojó, así que eso había parecido desde el exterior-. Y ahí fue cuando conocí a Ashley. Es una víbora, y Marshall no se quiere dar cuenta. No te escuchará. Seguro que te amargaría la existencia si supiera todo lo que has pasado con él.

Fionna se quedó muda procesando toda la información. No se habría imaginado que descubriría tanto sobre Marshall.
-Gracias por ser sincero, Gumball –el chico le dedicó una sonrisa triste-.
-De nada.
Se quedaron en silencio un par de minutos hasta que Fionna decidió hacer algo para quitarle seriedad al ambiente.
-¿Jugamos a videojuegos?
Hola!

Perdón por la tardanza pero... este cap. es :iconsoverylargeplz: que no lo he podido acabar hasta ahora... Y mirad, aún así pensaba llegar más lejos en la historia...

Sí... si en el cap. anterior de la Tierra había fiolee, aquí una pequeña discusión... vale, pequeña no, pero es una discusión...

Sí, amigos, Marshall escogió a Ashley! Como haría cualquier enamorado tonto perdido...
Creédme, me hubiera encantado hacer que eligiera a Fionna, pero seamos realistas, un enamorado siempre elegiría a su amor... Aunque, ¡no os preocupéis!, pronto se le acabará la tonteria... Pero no os digo cuando :iconpervymarcelineplz:

Y un poco más de Patrick, por si lo echabais de menos!! ^^

Y un poco más de backstory de Marsh... con esto y lo de Simone ya podéis encajar un poco como fue su pasado.

Muchísimas gracias a todos por leer!! :hug:

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Comments187
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evanlacourth's avatar
:3 ok este PG si me gusta XD