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Espejo, Cap. 74

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Espejo, Cap. 74

En Aaa…


“Maldita sea, ¡¿me está ignorando?!” Pensó Fionna, harta. Su cuerpo pedía un descanso a gritos, esa fiesta estaba pensada para seres mágicos, no para humanos. Había llamado la atención del rey, pero él tan solo la había mirado, le había sonreído y había continuado cantando. Intentó alejarse de la multitud y vio una barra a lo lejos. Se giró a ver a Marshall, le encantaba su voz, pero las letras de las canciones la habían perturbado desde el principio. La mayoría hablaban de sangre y maldades. Y sin querer se acordó de la inquietud de Ashley. Aunque en ese escenario sí  parecía verdaderamente perverso, se acordó de la triste nostalgia al hablar de Simone y se negó a si misma que solo estuviera jugando con sus sentimientos. Justo cuando volvió la mirada hacia delante se chocó con la espalda de un vampiro. Este se giró, con una mirada extrañada, y vio a la humana. Los dos se reconocieron mutuamente y se sonrieron por un instante, antes de que el chico se acordara de algo y se girara bruscamente. Fionna se desconcertó, pero por fin que veía a alguien que conocía y tenía una excusa para sentarse no iba a desperdiciarla.
-¿Qué te pasa, Connor? ¿Hoy no vas a invitarme a una copa? –preguntó, haciéndose la sorprendida y poniéndose delante de él-.
El vampiro miró de reojo el escenario; Marshall estaba completamente absorbido por la música.
-Oye, preciosa, me encantaría acabar lo que empezamos en el pub –empezó, en un tono tan encantador que sonaba bonito lo que decía-. Pero tu novio –señaló con la cabeza al mencionado-, es mi rey. Y me amenazó con obligarme a acostarme con un tío la próxima vez que te pusiera un dedo encima. Así que lo siento; pero no podrá ser.
-No te hace falta ponerme un dedo encima para invitarme a una bebida –comentó, pestañeando excesivamente y arrimándose un poco a él-. Y no te preocupes por Marsh. Está a lo suyo.
Connor miró nervioso a su colega, volvió a mirar a la chica y a su escote. Ahora no tenía posibilidades, pero si esos dos cortaban, ella agradecería poder desahogarse. Así que acabó cediendo. La chica le dedicó una deslumbrante sonrisa y se fueron a sentar a la barra. Los pies de la humana lo agradecieron, y pidió una Cola, deseando que llevara cafeína. Cuando llegó el vaso, la rubia lo cogió con desesperación. El vampiro pagó el refresco y notó el cansancio en la mirada de Fionna, así como gotas de sudor bajando por su frente y el contorno de su rostro. La chica se obligó a beberlo poco a poco, deleitándose con su frescor, para poder quedarse más tiempo sentada en el taburete sin despertar sospechas. Connor se extrañó, si apenas llevaban seis horas de fiesta, una hechicera como ella no podía estar cansada tan pronto. Además, la expresión que puso cuando se llevó la mano que había estado sujetando la Cola a la frente para notar su frescor daba pistas de que empezaba a marearse. Eso era raro, él había conocido a muchas magas que se hacían pociones para poder resistir las largas sesiones de baile. Una intuición apareció en su mente. Se levantó y cruzó por detrás de la chica, acariciando su hombro hasta pasar por su nuca y acariciar su pelo con una sonrisa seductora.
-Bueno, nos vemos otro día, Fi –se despidió, guiñándole un ojo-.
La rubia le dijo adiós con una sonrisa genuina y una mirada algo cansada. El vampiro se alejó, y cuando estaba seguro que no lo podía ver, se olió disimuladamente la mano. Así que su intuición era cierta. Podía intentar engañar a todo el mundo con perfume y aromas diversos, pero el sudor no mentía: era humana. Y Marshall lo sabía. ¿Les estaba escondiendo un pueblo de humanos, o, más importante, de humanas? Iba a tener una charla interesante con él…

Fionna estaba empezando a preocuparse. No sabía cuánto tiempo más iba a resistir. Además, el calor causado por los cuerpos era sofocante. Se había visto obligada a retirarse de la barra al oír los cuchicheos de los camareros, y había vuelto a entrar en el mar de gente. Por suerte, buena o mala, vio a Ashley al poco rato. Consiguió llegar hasta ella, apartando a los demás seres de su camino.
-¡Hey, Fi! –la saludó, al verla-. ¿Qué te pasa? Te veo cansada, chica.
-Yo necesito irme ya… -explicó, jadeando-. Estoy empezando a marearme por el calor, y no creo que sea buena idea desmayarme aquí…
-Tienes razón. Supongo que me olvidé que los hum… que los tuyos no aguantan tanto rato de fiesta –rectificó a tiempo, por si alguien escuchaba-. Bueno, ya quedaremos otro día.
-Antes de irme tengo una pregunta para ti… -su amiga la miró, atenta a la frase que iba a continuación-. ¿Por qué no me explicaste que este lugar estaba maldito, cabrona?
-Oh, por qué ya estabas bastante asustada con la fiesta en sí –contestó, como quitándole importancia-. Y como pensaba que nos iríamos al mismo tiempo no me preocupaba –se puso una mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un pequeño objeto redondo-. Esto nos iba a ayudar a salir; pero tú lo necesitas más. Toma.
Se lo tendió y Fionna suspiró, aliviada. Se lo guardó también en el bolsillo.
-Gracias, Ashley. Ya te devolveré la ropa –dicho eso, dio media vuelta y empezó a irse-.
-Hasta otra… Espera, ¿quién te ha dicho lo de la maldición? Me pensaba que no conocías a nadie de este mundillo –la paró, aún a pesar de tener una idea bastante aproximada de quién podría haber sido-.
-Marshall Lee –Ashley se hizo la sorprendida-.
-¡¿Qué?! ¡¿No me escuchaste cuando te advertí de él?! –exclamó, fingiendo desasosiego-. Ese tío solo juega con los sentimientos de las personas.
-No sé… No creo –contestó, mirándolo y acordándose de su mirada al pensar en Simone. “De todas formas, sea un entretenimiento o no, me va a echar la bronca si me voy sin avisarle.” Pensó-. Bueno, ya nos veremos.
-Ten cuidado –se despidió, dándole un abrazo-.
Fionna le sonrió, quedándose con la sensación de que debería tener cuidado con el vampiro de verdad. Se abrió paso entre la gente hasta llegar a las primeras filas. Intentó llamarle, pero el grito de su nombre se confundía con todos los de las fans. Levantó los brazos para hacerle señas, mas tampoco era la única que lo aclamaba. Suspiró y respiró hondo, pensando cómo tratar de llamar su atención de nuevo.

Después de media hora se le ocurrió una idea. Consiguió encontrar el backstage, pero cuando pretendía entrar, un guarda la paró. Por mucho que ella insistiera en que era la novia de Marshall, el demonio no la dejaba entrar; ya le habían dicho eso muchas veces antes, y no creía conveniente molestar al rey. Fionna echó un grito de frustración, y miró a su alrededor, buscando una fuente de distracción. Había una pareja muy acaramelada algo lejos del guarda; la chica no paraba de susurrarle su nombre “Christian”. La humana suspiró, si quería llegar a su amigo alguien tendría que salir herido por el camino. Se acercó a ellos, poniendo cara de indignada.
-¡¿Christian?! ¡¿Cómo has podido?! ¡Si me dijiste que era la única para ti! –exclamó con lágrimas en los ojos, causando que se separaran-.
-¡¿QUÉ?! –gritó la chica, poniendo ojos de demonio-. ¡¿QUIÉN ES ÉSTA, CHRISTIAN?!
El pobre chico miraba a Fionna, tratando de recordarla. Parecía aterrado.
-Cielo, no la conozco de nada –explicó él-. ¡Lo juro!
-¡Te odio! –dijo la humana, aprovechando para huir de ahí-.
Pudo ver como la chica empezó a transformar en un monstruo gigante y se escondió. El guarda los vio y fue corriendo, a parar la pelea. Le habían dicho que las discusiones se tenían que hacer fuera del local. Fionna aprovechó y entró en el backstage, triunfante. Vio el escenario y volvió a llamar a su amigo desde ahí. Seguía sin hacerle caso. Fionna vio claro que estaba en su mundo, dudaba mucho que pudiera sacarlo de ahí. A menos que… Respiró hondo, sacó pecho y entró al escenario. Sus tacones resonaron en el entablado, haciendo que los músicos la miraran, desconcertados, y que el rey murmurara su nombre, parando de cantar. La chica no se lo pensó y, cogiéndolo de la camisa, lo acercó a él y juntó sus labios. La música paró, aunque ninguno de los dos se dio cuenta. Fionna relajó los hombros y soltó la camisa para rodear su cuello y acariciar su pelo al tiempo que lo acercaba aún más a ella, sin dejar que sus bocas desconectaran ni un segundo. Marshall rodeó su cintura y se dejó llevar por su calor; aunque no sabía por qué había comenzado eso, no le importaba. Ni siquiera conseguía acordarse de donde estaban. Ahora todo lo que existía eran ellos dos. Podía notar el pulso acelerado de la chica y como sus suaves manos bajaban hasta su cuello, alcanzando sus marcas. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, y fue como si despertara de un dulce sueño. Fionna no le daba el beso como él se lo estaba devolviendo, notaba que buscaba algo en concreto. Se separó entonces, recuperando los demás sentidos. Oyó el vitoreo y las risas de su público y cogió a la humana en brazos, haciendo que dejara de acariciar sus marcas. Maldita sea, había sentido algo. No simple lujuria o placer como cuando ella estuvo borracha; eso había sido un sentimiento que hacía tiempo que no quería sentir. Cuando estuvieron solos de nuevo, Marshall la dejó caer de golpe, sin darle tiempo a agarrarse a él.
-¡Bruto! –exclamó ella, mientras se incorporaba-.
-¿Qué te crees que haces? –preguntó él, serio-.
-Yo… quería avisarte de que quiero irme ya –contestó, intimidada por la dureza con la que había dicho esas palabras-.
-¿Y por eso me tienes que dejar en ridículo delante de la mitad de la Nochesfera? –le echó en cara-.
-Eh, tranquilito, no te he dejado en ridículo –empezó a decir ella, levantándose de nuevo-; te he hecho parecer deseable.
-Yo ya soy deseable. No me hacía falta tu ayuda en eso.
-¿Por qué te pones así? Ha sido solo un beso. Ni que no te hubiera gustado –añadió, causando que el rey se preguntara sin querer si ella había sentido lo mismo-. Además, si no me hubieras ignorado antes, no me habría visto obligada a besarte para que me hicieras caso.
-Claro, yo tengo la culpa –dijo el vampiro, exasperado-.
La humana fue a contestar cuando él le tapó la boca.
-Mira, ya da igual –esa conversación empezaba a dolerle-. Te acompaño a casa, pero que sepas que voy a vengarme -Fionna no protestó; el tono que había utilizado no permitía ninguna queja-.

Marshall salió del backstage buscando una puerta. La humana lo siguió y le dedicó una sonrisa al guarda, que no entendía cómo podía salir de ahí con el rey de los vampiros. Se deleitó con la sorpresa en su cara antes de que alguien le cogiera de la mano y la arrastrara. Miró el rostro serio del vampiro y no pudo evitar sentirse algo mal sin saber por qué. Él abrió una puerta y entraron. Era una sala oscura, llena de trastos. En cuanto la habitación quedó cerrada, Fionna no pudo distinguir suelo de techo, así que se aferró al brazo de su amigo, descansando los párpados durante un instante, por culpa del cansancio, y tropezándose cada poco. Volvió a oír una puerta abriéndose y abrió los ojos pesadamente. Entraron a un largo pasillo con las luces encendidas, con cuatro puertas a cada lado. Fionna miró al vampiro, quien observaba todas las opciones, inseguro. Al final se decidió por una que estaba a su lado y entró. La chica lo siguió todo el rato, perdiendo la cuenta de las habitaciones por las que pasaban. El vampiro echó un grito de frustración al volver a pasar por quinta vez por el primer pasillo. La humana, embriagada por el sueño, no acabó de reconocer la razón de su irritación. Lo miró a él, miró el lugar, y volvió la vista hacia el chico de nuevo.
-Marsh, ¿no hemos pasado antes por aquí?
-Nooooo, que va –dijo, sarcásticamente. Después añadió, en un murmuro-. Esto es un puto laberinto.
-Estoy cansada, ¿puedes llevarme en brazos un ratito? –preguntó para cambiar de tema, arrimándose un poco más a él-.
-Ni hablar, no quiero que te duermas. Si nos cruzamos con alguien levantaría sospechas –explicó él. La chica se acercó aún más, mirándole a los ojos con expresión suplicante-. No intentes besarme para que te lleve, no funcionará –dijo Marshall, aunque no estaba seguro de si la iba a apartar si volvía a hacerlo-.
Fionna no había pensado en besarle, solo quería que la cogiera en brazos. Pero aun así siguió acercándose y pidiéndoselo con la mirada y un pucherito, para comprobar si cedía. El vampiro se retiró hacia atrás hasta que estuvo acorralado, y la humana aprovechó para pedírselo otra vez.
-Fi, ¿qué llevas en el bolsillo? –susurró el rey, cuando sus cuerpos estaban tan juntos como para notarlo-.
-¿Bolsillo? –repitió ella, antes de despertarse de golpe al acordarse. Se apartó de él bruscamente y se sacó el objeto-. ¡Claro! ¡Qué tonta he sido!
Abrió el artilugio, preguntándose que sería y vio que era una brújula. Marshall se acercó flotando. Fionna la giró varias veces. No apuntaba al norte; ni a ningún sitio, en realidad.
-¿Una brújula rota? No creo que nos sirva –comentó antes de apartarse y abrir una puerta-. Venga, vamos.
La humana lo siguió, aunque se quedó mirando el aparato sin entender por qué Ashley le daría algo así. ¿La había engañado? ¿Por qué? La cerró, con una sensación amarga, y se quedó mirando la filigrana con la que estaba adornada la tapa. Era una pieza realmente trabajada, desprendía incluso un aura peculiar. La volvió a destapar por una intuición, mientras oía como Marshall abría otra puerta, y vio como la aguja de pronto se dirigía a una dirección. Llena de sorpresa, miró al frente y paró a su amigo antes de que abriera otra puerta. Lo cogió de la mano y empezó a obligarle a seguirla, sin decirle siquiera que patrón seguía para que sus pasos tuvieran tanta confianza. El pasillo se dividía en dos al fondo, y la brújula volvió a cambiar la dirección. Y volvió a hacerlo al pasar por delante de otra puerta. Fionna le sonrió a Marshall mientras la abría, pero la sonrisa se esfumó en cuanto vio otro pasillo delante suyo. Miró el artefacto y se dirigió a la derecha, como indicaba. Y entonces vieron el portón de la entrada, distinguido por ser algo más grande que los demás. El vampiro lo abrió y salieron al aire fresco. La humana se guardó la brújula en el bolsillo antes de que el rey se girara, casi desconcertado.
-¿Me llevas ahora? –preguntó ella, con una sonrisa cansada-.

El aire la mantuvo despejada durante todo el camino hasta su casa. El viaje transcurrió tranquilo, mas cuando estaban a punto de llegar a su destino, empezó a amanecer. El vampiro notó la quemazón que le provocaban los rayos del sol, y aceleró. Entró por la ventana del dormitorio como una estrella fugaz, cayendo al suelo, retorciéndose de dolor. La humana se levantó de un salto y cerró las cortinas. Una expresión de alivio apareció en el rostro del rey al notar la sombra cerniéndose sobre él. Fionna se acercó, temblorosa.
-¿Estás bien?
-Sí, esto se me cura en un segundo –respondió, abriendo los ojos de nuevo e incorporándose-.
-Me alegro –la chica lo abrazó-. Buenas noches, Marsh –dijo antes de dejarse caer en su cama-.
Marshall sonrió. Se dispuso a volver a su casa, cuando se acordó de que no podía salir.
-Fi, ¿tienes un paraguas? –preguntó en un susurro-.
-Ahá… Abajo –contestó, con voz adormilada-.
El vampiro se lo agradeció y abrió la trampilla. Soltó una maldición y volvió a cerrarla. No sabía cómo había podido vivir en un lugar en el que entraba tanta luz. Quiso preguntarle a Fionna si podía bajar ella, pero la respiración calmada y regular de la rubia lo detuvo. Tendría que esperar a que se despertara. Se acercó un poco a ella; la verdad no le importaba tener que quedarse ahí encerrado.

El rey ya flotaba, dormitando, cuando un ruido lo despejó. Cogió el teléfono de la chica antes de que se despertara y descolgó.
-Fionna, tienes que venir a…
-¡Hey, Bubba! –exclamó en voz baja-.
-¿Marshall Lee? –preguntó el príncipe-. ¿Se encuentra Fionna ahí?
-Está -confirmó-. Pero no quiero despertarla.
-¿Está dormida? Si a estas horas ya se ha desvelado siempre.
-Me temo que quedó agotada anoche –Marshall habló antes de que Gumball pudiera preguntar más-. ¿Es urgente?
-La Reina Hielo… -empezó a contar el caramelo-.
-Entonces no es urgente –declaró Marshall, irritando al príncipe con su interrupción-.
-Pon a Fionna al teléfono –le ordenó, en vano-.
-Tranquilo, le diré que has llamado cuando se despierte –dijo el vampiro-. Adiós, Bubba.
-¡Marshall Lee, no te atrevas a colgar! –exclamó PG antes de oír los pitidos que indicaban que la conexión se había cortado-.
Holaaaa!!!
Vaya, hoy lo he colgado a tiempo... que sorpresa, no? ^^

Bueno, a todos los que os pensabáis que Ashley iba a hacerle una jugada a Fionna... Ya habéis visto, está siendo buena...

Estoy segura de que Connor le hubiera sacado partido al momento si Marshall no fuera su rey...

Hablando de Marsh... Qué, ¿suficiente fiolee para vosotros, mis pequeños? Marshie ya está cayendooo...
La verdad, se me hizo raro escribir la escena del beso, no sabía si me saldría bien, no tengo experiencia... ^^''

Y pobre Gummie, tendrá que esperar a que Fi se despierte para que Marshall le comente algo (si lo comenta, claro)

Muchísimas gracias, :iconsirenetzukidark: por tu MATEMÁTICA imagen de los últimos capítulos!! sirenetzukidark.deviantart.com…
Echadle un vistazo, no en vano la he declarado la ilustradora oficial del fanfic!!


Oh, y para los que habéis preguntado y hecho peticiones... Se cierra el plazo, ya no haré más journals respondiendo preguntas, excepto el que me queda con las preguntas del último journal...
blackandwhitesisters.deviantar…
Hasta que no haga el journal acepto preguntas ^^ (Me acabo de contradecir o soy yo?)

Bueno, muchísimas gracias a todos!!! :iconawwplz:

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copotriopa's avatar
Has hecho que me emocione... aun en tanto tiempo me sigo acordando de todo :) esta muy buena